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lunes, 1 de septiembre de 2014

El zebro, un asno salvaje extinto - ¿Habría zebros en la Mancha conquense?


por Miguel Ángel Vellisco Bueno



Zebro, zebra o encebra son los nombres que se daban durante la Edad Media a Equus hydruntinus, una especie de équido salvaje que habitaba en algunas zonas de la Península Ibérica antes de extinguirse a finales del siglo XV. Las crónicas medievales describen al zebro como un animal similar al asno doméstico, pero más alto, fuerte y robusto, además de muy veloz en la carrera y con bastante mal genio. El pelaje era gris interrumpido por una banda oscura a lo largo del lomo. El morro era también oscuro, mientras que las patas presentaban rayas blancas y negras por debajo de la rodilla. 



Vivían en manadas que vagaban preferentemente por llanuras, aunque la caza y la competencia con los animales domésticos por los pastos fueron empujándolos poco a poco hacia las zonas montañosas. A partir de finales del siglo XV o principios del XVI, el zebro desaparece de las crónicas de caza, probablemente por haberse extinguido en esa época, aunque hay descripciones aisladas en escritos posteriores. La identidad del zebro ha sido muy discutida durante bastante tiempo. En un primer momento se pensó que se trataba de simples asnos escapados y asilvestrados, tal vez de la subespecie norteafricana, Equus asinus atlanticus, introducida poco antes de la conquista romana. 

En los años 80 y 90 se descubrieron restos subfósiles de época histórica de Equus hydruntinus, tanto anteriores como posteriores a la introducción del asno doméstico en la Península Ibérica por los fenicios en el siglo VIII a. C. Equus hydruntinus es una especie de équido extinta, similar a un asno de gran porte, que fue descrita inicialmente en yacimientos pleistocénicos de todo el continente europeo y que parecía haberse extinguido por completo al final de la última glaciación, pero que sobrevivió durante mucho más tiempo aislada en la Península Ibérica.




Actualmente se da por seguro que esta especie fue la que recibió más tarde el nombre de zebro, pues además de eso se han encontrado pinturas rupestres que muestran orejas largas y rayas con la misma disposición en el cuerpo que describen los escritos medievales y que no se corresponden con el asno ni con las dos especies de equinos que poblaron Europa en época prehistórica o histórica, el tarpán (Equus caballus gmelini) y el onagro (Equus hemionus onager). El último lugar donde fue abundante, el sureste de la península, conserva varios topónimos relacionados con este animal, como Valdencebro (Teruel), Encebras (Alicante) o Las Encebras (Murcia) en España, y Ribeira de Zebro, en el concelho de Moura, en Portugal. Las encebras son descritas en la Relación de Chinchilla de 1576 de la siguiente forma: "a manera de yeguas cenizosas, de color de pelo de rata, un poco mochinas, que relinchaban como yeguas y corrían más que el mejor caballo y las nombran encebras". 

En las obras literarias aparece como ejemplo de animal arisco y veloz y en textos valencianos del s. XV se le menciona como animal corredor por excelencia. Así, en un romance fechado en 1500 se habla de la fuga del rey Marsín "caballero en una zebra, no por mengua de rocín". Enrique de Villena en su Arte Cisoria, nos explica que la carne de encebra se come "para quitar peresa". 

Las cebras o encebras, eran pues, animales corredores y herbívoros, por lo tanto habitantes de terrenos llanos y con pastos abundantes. Esta característica les hizo entrar en competencia con los ganados y, conforme se fueron ampliando los terrenos de pastos, fueron desplazando a las encebras, las cuales se fueron retrayendo. No corriendo la suerte de otros animales que se pudieron refugiar en las zonas de montaña, pues las encebras eran animales de llanura y además perseguidos por su carne, de forma que su extinción coincidió con la extensión de las zonas ganaderas. 

Una curiosidad es que cuando los portugueses comenzaron a explorar el litoral africano y llegaron al cabo de Buena Esperanza, a finales del siglo XV, encontraron unos equinos rayados que les resultaron notablemente parecidos por la forma y el tamaño a las hembras de los zebros y por ello decidieron llamarlas zebras."

¿Os imagináis a los zebros corriendo por los campos de Pedroñeras y Belmonte?


Bibliografia:

Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. “Aprovechamientos Forestales en la Comarca del Campo de Cartagena durante la Edad Media” de María del Carmen Zamora Zamora.

©Miguel Ángel Vellisco

1 comentario:

  1. Nunca se acaba de aprender, ni de asombrarse. Les pasaré el enlace a mis alumnos. Estupendas y amenísimas notas sobre la zona, Miguel. Un saludo.

    Dativo.

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